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La historia de la imprenta está unida indisolublemente a la historia del libro. El nacimiento de la imprenta es el resultado de la combinación de varios factores. Por un lado, la necesidad que provoca el desarrollo de la alfabetización. Durante los siglos VI al XII son suficientes las copias manuscritas realizadas por religiosos y laicos para atender la escasa demanda que había de libros, pero a partir del siglo XII, Europa comienza una actividad intelectual que provoca el nacimiento de las primeras universidades. Por otro lado las peregrinaciones y las Cruzadas van a producir intercambios culturales fructíferos entre las diversas comunidades de Europa. Esta actividad intelectual va a traer consigo una mayor demanda de libros, es entonces cuando las copias manuscritas resultan insuficientes para satisfacer la demanda de los estudiantes. Además, el soporte utilizado hasta entonces es el manuscrito y la vitela, materiales caros para ser utilizados de forma rentable como soporte si se producían libros a gran escala. No es hasta que el papel, que había llegado a Europa durante el siglo XII, se abarata y su uso se hace corriente cuando el campo está ya abonado para el desarrollo de la imprenta.
Una vez inventada la imprenta de tipos móviles por Johann Gutenberg hacia 1440, su expansión por Europa se realiza rápidamente. Los inicios de la imprenta en España son más oscuros que en cualquier otro lugar de Europa. Si bien se ha dicho que lel primer libro impreso en España fue el Synodal de Aguilafuente, por Johann Parix, actualmente se considera más probable que la imprenta llegara a España por Barcelona, y el primer taller fue el de los alemanes Heinrich Botel, Georg von Holz y Johann Planck. El segundo será el taller de Lambert Palmart en Valencia. Y, a partir de entonces, la imprenta se extiende por la península.
Será en en el último decenio del siglo XV cuando llega a España, concretamente a Pamplona, el que será uno de los grandes impresores del siglo XVI, Arnao Guillén de Brocar, que alcanzaría la fama en el siglo siguiente, por su impresión de la Gran Biblia Políglota Complutense.
ARNAO GUILLÉN DE BROCAR
Contrasta con la enorme reputación que como tipógrafo disfrutó Arnao Guillén de Brocar, la carencia casi absoluta de noticias sobre su persona. La relavancia de Brocar como impresor en el siglo XVI se debe fundamentalmente a la calidad de sus impresos, a la elegancia y sobriedad de sus tipos góticos y romanos, a las bells ilustraciones y a la limpieza de sus impresiones.
De origen incierto, se ha conjeturado sobre su origen francés, de Brocq o Lo Brocar, en la comarca de Orthez al oeste de Pau. Probablemente realizó su aprendizaje como impresor en talleres de Toulouse ya que su tipo de imprenta más antiguo tiene cierta coincidencia con el utilizado en esa ciudad por Henri Mayer.
Llega a Pamplona en 1489, después se traslada a Logroño y finalmente en Alcalá de Henares. En Pamplona permanecerá hasta 1501 y toda su producción entra dentro del periodo incunabula. En esta época imprime sobre todo libros litúrgicos, aunque también otros como el Epílogo en medicina y cirugía de Johannes de Ketham, el Tratado de la peste de Vasco de Taranta y una traducción del Liber physiognomiae de Michael Scotus, así como algunas obras escolásticas y filosóficas, un par de devocionarios y la traducción de la Crónica Troyana de Guido de Columna. En total imprime dieciséis obras, casi todas emprendidas a sus propias expensas.
En Logroño comienza a imprimir hacia 1503 y es en esta ciudad donde sienta las bases de su futura riqueza y fama. El taller de Brocar en Logroño es mucho más activo que el de Pamplona. Encontramos, como no, una mayoría de libros religiosos, de esta temática la biblioteca posee un volumen facticio con dos obras: Tractatus sacerdotalis de Sacramentis deq[ue] dignis officijs ... de Nicolau de Plove y Sacerdotalis instructio circa missan de Rodrigo Fernández de Santaella, impresos los dos en 1503 ("impressum in oppido Lugruñij"). Además de los textos religiosos imprime alguno de carácter litúrgico como el Breviarium pampilonense (1502), el Sacramental de Sánchez de Vercial (1504), la Imitatio Christi de Gerson (1505), o el Enchiridion ecclesie pallantie de 1508, Plenaria indulgencia (ca. 1509-1513) o las Oras de los dolores de la passion de Chirsto, por un fraile menor (1512); pero también obras literarias, como Cárcel de amor de Diego de San Pedro (1508) o la Historia de la conquista de Orán de Martín de Herrera (1511); de divulgación sanitaria e incluso estrictamente populares, como la rarísima Historia de los tres reyes magos. Pero el conjunto de mayor peso en la producción son las obras de Nebrija. La estrecha relación que mantiene con Nebrija le llevará a obtener el privilegio de impresión de las Artes de la Gramática. Fruto de la relación de Nebrija con Brocar son las impresiones logroñesas de la Introductiones latinae (1503), la obra fundamental de Nebrija, las Pueriles introductiones, Aenigmata iuris civilis, y otras. En 1511 comienza a publicar en Alcalá de Henares que se convertirá en su taller principal, pero no por ello deja de funcionar el de Logroño aunque a ritmo más lento. Su periodo logroñés cesa definitivamente en 1517 con su bellísima impresión de la Crónica del sereníssimo rey don Juan el segundo de este nombre de Pérez de Guzman, una obra de arte tipográfica ejecutada por orden de Carlos V, en edición de Lorenzo Galíndez de Carvajal y con emisión en papel y en vitela.
En 1514 comienza a imprimir, en Alcalá, la famosa Políglota de Cisneros, el trabajo que le hizo famoso, fue su hijo mayor Juan quien, en 1517, fue el encargado de presentar el primer ejemplar de la obra al cardenal Cisneros. Poco después Brocar recibe el contrato para imprimir todas las bulas y cartas de indulgencia emitidas en toda España. Por autoridad del Consejo Real, las concesiones otorgadas a los monasterios de San Pedro Mártir en Toledo y de Nuestra Señora del Prado en Valladolid fueron cedidas en usufructo a Brocar, quien vino a tener dos prensas más en esos dos sitios sin renunciar a las de Logroño y Alcalá.
La mayor parte de las obras impresas en las prensas de Toledo y Valladolid fueron cartas de indulgancia pero también se ejecutaron otros trabajos. En Toledo encontramos cinco libros impresos por Brocar entre 1518 y 1521, entre ellos está una de sus más delebradas producciones, el Apiarium de Hamuscus. En Valladolid imprimió entre 1515 y 1519 cinco libros.
Brocar fallece hacia fines de 1523. El número total de libros impresos por Brocar es considerable, no menos de 92 ediciones, de estos solo dieciséis pertenecen al periodo incunable.
La Biblioteca de La Rioja posee tres obras impresas por Arnaldo Guillén de Brocar. Del taller de Pamplona tenemos la obra de Pedro de Castrovol, Commentum super libros Politicorum et Oeconomicorum Aristoteli, impresa en Pamplona en 1496 y que entra en el periodo incunable; y dos obras del taller de Alcalá de Henares, de Pedro Ciruelo, Cursus quattuor mathematicarum artium liberalium, impresa en 1516, y la joya de la corona, la Biblia Políglota Complutense, obra en 6 volúmenes de los que la Biblioteca de La Rioja dispone de los 5 primeros.
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